El filósofo alemán, de origen judío, Hans Jonas, comienza su monumental ensayo “El principio de responsabilidad” con el famoso coro de Antígona de Sófocles, una reflexión acongojada ante los dioses del poder del hombre sobre la naturaleza. Un dominio fruto del “ingenio”  y de las “artimañas” que le permite al sapiens echar la red “a la raza de los pájaros” y “a las fieras de los bosques” así como poner el yugo “al corcel en su crin ondeante”. Poco podían imaginar los antiguos griegos hasta dónde sería capaz de llegar el ingenio del hombre. Ellos solamente conocían la técnica, que no deja de ser un conjunto de artes y mañas de supervivencia que permitían la caza, la agricultura o la pesca.
Con la moderna tecnología, que añade a la técnica los logros de la ciencia, el ser humano ha pisado la luna, ha dominado la energía nuclear y ha logrado una capacidad de destrucción con un alcance espacio-temporal sin precedentes.
Así lo explican los alumnos en la guía de buenas prácticas para el diseño y uso de las tecnologías que han elaborado en la materia de Filosofía de 1° de Bachillerato, a cargo de D. Eustasio Moreno Rueda, y que se enmarca en el Programa de Ecoescuelas:

Efectivamente, la ética tradicional era una reflexión sobre las acciones humanas cuyo daño no iba más allá del aquí, en el espacio, y del ahora, en el tiempo.
Con el desarrollo tecnológico, la capacidad destructora de la acción humana tiene un alcance en el espacio y en el tiempo muy vasto. Sirva el ejemplo de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, que además de provocar la muerte directa de unas 214.000 personas y arrasar ambas ciudades, han sido responsables de tumores y otras patologías hasta la fecha.
Es por ello que se hace necesaria una nueva ética que se haga cargo de esta novedad en la acción humana. Así Hans Jonas formula un nuevo imperativo ético  basado en la responsabilidad y en la prudencia. La nueva norma ética impide poner en peligro la posibilidad de las generaciones futuras de desarrollar una vida humana y digna. Y esta y no otra es la base del concepto de desarrollo sostenible: aquel que nos permite satisfacer nuestras propias necesidades sin comprometer las posibilidad de que las generaciones futuras satisfagan las suyas.
Asimismo, el imperativo ético de Hans Jonas inspira los retos éticos, medioambientales y sociales que subyacen al diseño y uso de las tecnologías. La introducción de la Inteligencia artificial (IA) en la tecnología agudiza, si cabe, estos retos, que se intentan plasmar en una serie de reglas. Por ejemplo, la regla de Rendición de cuentas requiere que si se produce un daño causado por un dispositivo tecnológico, sea el fabricante quien se haga responsable de los daños.
La regla de la Explicabilidad exige que haya una explicación clara de los algoritmos que determinan la toma de decisiones de un mecanismo “inteligente”.
La regla de la Justicia implica que cualquier dispositivo inteligente debe tratar a todos los usuasios por igual, evitando duscriminaciones como el sexismo o el racismo.
De nuevo los alumnos tienen la palabra con estas guías que se leen levantando y bajando diferentes solapas:

Espero que os hayan gustado estas originales guías.
Hasta la próxima! Salud y Medio Ambiente